No hay fracaso, sólo retroalimentación

Hace poco escribí una entrada sobre la actitud que deberíamos tener ante los errores. Pero este fin de semana he visto en dos sitios distintos nuevos enfoques (para mí) sobre el tema y me apetecía escribir sobre ello.

Por un lado, leyendo este libro sobre PNL (ya pondré una reseña sobre el mismo en cuanto lo termine) me encontré con este principio:

No hay fracaso, sólo retroalimentación

Normalmente, cuando algo no sale como lo hemos planeado tendemos a pensar que hemos fracasado. En PNL, que las cosas no salgan como se han planeado no es ni bueno ni malo, simplemente es información. Cito el ejemplo del libro:

Si hizo rechinar los cambios al aprender a conducir, ello no significa que fracasó como conductor... sólo que aprendió cuáles eran los resultados de cambiar de marcha de esa manera específica, cambió su comportamiento y en consecuencia se benefició.
En el ejemplo, se usa la información para mejorar. Este cambio de mentalidad es fundamental, ya que la sensación de fracaso siempre afecta de forma negativa a nuestro comportamiento.

Por otro lado, en la charla de Agile-Canarias, Carlos Ble (que prensentó una interesantísima charla sobre XP) hablando sobre los equipos comentó algo que me gustó mucho y me parece realmente interesante. No tengo buena memoria, pero intentando ser lo más fiel posible, era algo así:

Si te equivocas, debes ser honesto y reconocerlo, el equipo lo entenderá. ¡Hombre! Si te equivocas siete veces en lo mismo...

Creo que tiene toda la razón. Debemos ser honestos, admitir que nos hemos equivocado en algo no nos hará peores profesionales, todo lo contrario. Uniendo las dos ideas anteriores, aprenderemos a reconocer nuestros errores sin sentimiento de culpabilidad ni de fracaso. Sabremos mejorar con la información que esos errores nos ofrece y por tanto habremos mejorado un poco, a la vez que somos transparentes y sinceros con nuestro trabajo.

En el libro aparecen dos ejemplos que me llamaron mucho la atención y que me gustaría citar:

Fracasó en los negocios a la edad de 31 años.
Fue derrotado en una campaña legislativa a los 32.
Volvió a fracasar en los negocios a los 34.
Experimentó la muerte de su novia a los 35.
Tuvo una crisis nerviosa a los 36.
Perdió unas elecciones a los 38.
Perdió una campaña para el Congreso a los 43.
Perdió una campaña para el Congreso a los 46.
Perdió una campaña para el Congreso a los 48.
Perdió una campaña al Senado a los 55.
Fracasó en un esfuerzo por convertirse en vicepresidente de los EE.UU. a los 56.
Perdió una campaña al Senado a los 58.
Fue elegido presidente a los 60.

Su nombre era Abraham Lincoln.

Thomas Edison, después de intentar 9.999 modos de perfeccionar la bombilla eléctrica, insistió: "No fracasé. Simplemente descubrí otra manera de no inventar la bombilla eléctrica."

En resumen, creo que hay que ser bastante maduro para aprender de los errores y asumirlos sin miedos, en vez de sentirnos frustrados con ellos. Éste es el camino correcto.

Para seguir con la dinámica de la entrada anterior, te recomiendo visitar este enlace, que muestra un grave error y espero que consiga una sonrisa

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